La concejala María del Carmen Romero, actual responsable del Área de Turismo y siempre en el centro de la polémica por brindar la Alcaldía a Enrique Moya y sus compañeros 'bolinistas' con su apoyo a la moción de censura, nunca pierde la ocasión de dejar en rídiculo a sus actuales compañeros de gobierno, especialmente al alcalde. Los asistentes a la rueda de prensa ofrecida por Moya con el consejero de Turismo, Luciano Alonso, para dar cuenta de las inversiones realizadas por este Área de la Junta de Andalucía en el municipio, no cabían en su asombro ante la desastrosa organización del acto.
Lejos de respetar el orden de protocolo que este tipo de presentaciones requiere, en las que debe cerrar el acto el cargo con un mayor peso institucional (en este caso, el consejero de Turismo), optaron por una caótica ronda de intervenciones que, para sorpresa de Alonso, acabó cerrando la propia Romero. La edil de Turismo volvió a hacer gala de sus 'habilidades comunicativas', con una desastrosa intervención en la que se mostró incapaz de articular un discurso coherente, además de trabarse con el sentido y la pronunciación de términos como 'señalética' u 'homogeneización', que, a la manera del famoso diestro de Ubrique, dividió en dos palabras: 'homo' y 'geneización'. Oir para creer.
La esperpéntica intervención de Romero no fue del gusto del consejero de Turismo y su equipo, que no podían disimular su perplejidad y descontento ante el desarrollo de la rueda de prensa. Afortunadamente, la pobre dialéctica de Romero no empaña el esfuerzo inversor de la Consejería de Turismo, que ha permitido la reforma de algunas de las calles principales del casco antiguo de Benalmádena Pueblo, y la fructífera gestión de Carnero, que logró y recuperó sustanciosas inversiones procedentes de la Junta y pendientes desde la gestión de Enrique Bolín.
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