El final del verano ha marcado el arranque de la precampaña política de cara a las elecciones municipales de 2011. Especialmente en un municipio como Benalmádena, con un escenario electoral especialmente abierto. Dentro del laberinto de siglas y partidos más o menos independientes que participarán en los próximos comicios, especialmente en los grupos vinculados al extraño espectro de intereses que conforman actualmente el centro derecha en Benalmádena, nos consta que los esfuerzos se están concentrando en la elaboración de las listas de candidatos. Una tarea especialmente polémica, si atendemos a la cantidad de arribistas que pretenden garantizarse un puesto en el Ayuntamiento.
Desde luego, dentro de los arribistas, destaca por méritos propios la concejala tránsfuga Maricarmen Romero. En los últimos tiempos, resulta normal observarla cariacontecida ante el devenir de los acontecimientos. Y es que, conforme más se aproxima mayo de 2011, parece que empieza a comprender que ya no le resulta útil a ninguna fuerza política que aspire a ocupar la Alcaldía. Todo lo contrario.
Si hay una política cuya imagen ha salido totalmente escaldada durante la presenta legislatura, esa es la Romero. Repudiada por sus propios compañeros de partido (MpB) por la traición que supuso la moción de censura, progresivamente arrinconada por sus nuevos socios del PP, debido a su total ausencia de utilidad política más allá de levantar el brazo durante las votaciones en el pleno, Romero ha empezado a mendigar una plaza en las listas electorales del PP, sin que sus peticiones hayan fructificado hasta el momento.
Incluso empieza a rumorearse en los mentideros políticos que su nuevo afán pasa porque le garanticen una plaza fija de técnico en el Ayuntamiento para asegurarse un futuro tras su conversión en cadáver político. Nos atrevemos a aventurar que lo va a tener algo crudo, porque no se nos ocurre una maniobra más políticamente incorrecta que convertir en funcionaria a la concejala tránsfuga que propició la moción de censura que arrebató la Alcaldía al candidato que eligieron los benalmadenses en 2007.
Desde luego, dentro de los arribistas, destaca por méritos propios la concejala tránsfuga Maricarmen Romero. En los últimos tiempos, resulta normal observarla cariacontecida ante el devenir de los acontecimientos. Y es que, conforme más se aproxima mayo de 2011, parece que empieza a comprender que ya no le resulta útil a ninguna fuerza política que aspire a ocupar la Alcaldía. Todo lo contrario.
Si hay una política cuya imagen ha salido totalmente escaldada durante la presenta legislatura, esa es la Romero. Repudiada por sus propios compañeros de partido (MpB) por la traición que supuso la moción de censura, progresivamente arrinconada por sus nuevos socios del PP, debido a su total ausencia de utilidad política más allá de levantar el brazo durante las votaciones en el pleno, Romero ha empezado a mendigar una plaza en las listas electorales del PP, sin que sus peticiones hayan fructificado hasta el momento.
Incluso empieza a rumorearse en los mentideros políticos que su nuevo afán pasa porque le garanticen una plaza fija de técnico en el Ayuntamiento para asegurarse un futuro tras su conversión en cadáver político. Nos atrevemos a aventurar que lo va a tener algo crudo, porque no se nos ocurre una maniobra más políticamente incorrecta que convertir en funcionaria a la concejala tránsfuga que propició la moción de censura que arrebató la Alcaldía al candidato que eligieron los benalmadenses en 2007.
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